La mujer de Jarramplas
Entrevista a cuatro mujeres y madres de Jarramplas
 
 

Celia Díaz y Sebastián Díaz

Revista Veleílo, diciembre 2010

 

La mujer de Jarramplas
está dormida,
y si no se levanta,
no come migas.

Todos sabemos que Jarramplas es un vocablo polisémico, con al menos tres significados, a saber, el nombre de una fiesta que cada 19 y 20 de enero tiene lugar en Piornal, el nombre de una mascarada que simboliza el Mal, a la que se castiga brutalmente con el lanzamiento despiadado de varias toneladas de nabos, y el hombre que se viste con la indumentaria ritual de esta fiesta, compuesta esencialmente por un traje multicolor y una máscara, el cual se dispone a “dar fiesta” a su comunidad y a recibir buenas dosis de prestigio social, a cambio de un importante sacrificio físico y psíquico.

El Jarramplas enmascarado, símbolo del Mal, se nos aparece como un ser asexuado, que igual puede representar un ser maligno masculino o femenino, como el demonio o el robo, pero también la guerra o la enfermedad, por poner algunos ejemplos de ambos géneros. Otra cosa bien distintas es el Jarramplas-humano, miembro de la comunidad que se ofrece (por manda, por tradición familiar, etc.) para encarnar a este personaje, el cual siempre ha sido un hombre. En este caso, hay un Jarramplas-hombre, pero no hay un Jarramplas-mujer. En su lugar tenemos a “la mujer de Jarramplas”, una denominación que muchos pueden ver cargada de machismo, de subordinación de la mujer al hombre, o de un papel secundario en la fiesta para ésta, frente al papel primario representado por el hombre que se viste de Jarramplas.

Nunca más lejos de la realidad. La mujer de Jarramplas siempre fue una persona esencial en la fiesta (más antes que ahora), aunque no tenga la notoriedad y publicidad del Jarramplas-hombre. Cualquiera que haya sido Jarramplas en esta fiesta sabe del papel esencial de esta mujer, bien se trate de su esposa, de su novia o de su compañera, (todas ellas pueden ser “la mujer de Jarramplas”), sin entrar en que estamos ante una persona que participa en la confección del traje de Jarramplas y, casi siempre, en el canto de la Rosca a San Sebastián, un rol sólo permitido a las mujeres. De hecho, un hombre nunca ha cantado la Rosca en un contexto ritual, algo que podría tildarse de feminismo, si bien, ni esta situación es un caso de feminismo, ni lo es de machismo que sólo haya habido hombres jarramplas. Sólo un desconocimiento de la fiesta o interpretaciones extremadamente simplistas e interesadas podrían hacer pensar en cualquiera de las dos opciones.

Además de la mujer de Jarramplas, está la madre, otra persona que suele tener bastante peso en la fiesta, sobre todo en la confección del traje y en el manejo de muchos elementos de corte religioso que tienen que ver, por ejemplo, con hacerse cargo durante todo el año de la banda y las saetas que luce el Santo durante la fiesta (las cuales también se pasan de un año para otro, como la máscara y el traje); de tener atendido a San Sebastián, sobre todo el periodo que dura la novena; de limpiar la iglesia en la fiesta y después de ésta; de adecentar las andas; de meter en algunas partes del traje elementos protectores de su hijo, como una medalla en el centro de la cruz cosida a la espalda, o una estampa de una virgen en la cinturilla del pantalón, etc.

Son muchas las mujeres que han sido madres, o “mujeres” de Jarramplas, pero muy pocas las que han tenido el privilegio de ser ambas cosas. A continuación recogemos una entrevista que hemos hecho a varias de estas mujeres, todas ellas esposas de Jarramplas hace ya algún tiempo y, más recientemente, madres de Jarramplas, en tanto en cuanto han vivido cómo su marido y su hijo encarnaban a este personaje. A todas ellas muchas gracias por la atención y el trato recibido que ha sido “excepcional”.  

 

MUJERES ENTREVISTADAS

Nombre

Esposa de

Madre de

 

Nombre de Jarramplas

Años

Nombre de Jarramplas

Años

Pastora Ramos

Miguel Vicente

3

Ramón Vicente

2

 

Marcos Vicente

1