Celia Díaz y
Sebastián Díaz
Revista
Veleílo
La mujer de Jarramplas
Todos sabemos que Jarramplas es un vocablo polisémico, con al menos
tres significados, a saber, el nombre de una fiesta que cada 19 y 20 de enero
tiene lugar en Piornal, el nombre de una mascarada que simboliza el Mal, a la
que se castiga brutalmente con el lanzamiento despiadado de varias toneladas de
nabos, y el hombre que se viste con la indumentaria ritual de esta fiesta,
compuesta esencialmente por un traje multicolor y una máscara, el cual se
dispone a “dar fiesta” a su comunidad y a recibir buenas dosis de prestigio
social, a cambio de un importante sacrificio físico y psíquico. El Jarramplas enmascarado, símbolo del Mal, se nos aparece como un ser
asexuado, que igual puede representar un ser maligno masculino o femenino, como
el demonio o el robo, pero también la
guerra o la enfermedad, por poner
algunos ejemplos de ambos géneros. Otra cosa bien distintas es el Jarramplas-humano,
miembro de la comunidad que se ofrece (por manda, por tradición familiar, etc.)
para encarnar a este personaje, el cual siempre ha sido un hombre. En este
caso, hay un Jarramplas-hombre, pero no hay un Jarramplas-mujer. En su lugar
tenemos a “la mujer de Jarramplas”, una denominación que muchos pueden ver
cargada de machismo, de subordinación de la mujer al hombre, o de un papel
secundario en la fiesta para ésta, frente al papel primario representado por el
hombre que se viste de Jarramplas. Nunca más lejos de la realidad. La mujer de Jarramplas siempre fue una
persona esencial en la fiesta (más antes que ahora), aunque no tenga la
notoriedad y publicidad del Jarramplas-hombre. Cualquiera que haya sido
Jarramplas en esta fiesta sabe del papel esencial de esta mujer, bien se trate
de su esposa, de su novia o de su compañera, (todas ellas pueden ser “la mujer
de Jarramplas”), sin entrar en que estamos ante una persona que participa en la
confección del traje de Jarramplas y, casi siempre, en el canto de Además de la mujer de Jarramplas, está la madre, otra persona que suele
tener bastante peso en la fiesta, sobre todo en la confección del traje y en el
manejo de muchos elementos de corte religioso que tienen que ver, por ejemplo,
con hacerse cargo durante todo el año de la banda y las saetas que luce el
Santo durante la fiesta (las cuales también se pasan de un año para otro, como
la máscara y el traje); de tener atendido a San Sebastián, sobre todo el
periodo que dura la novena; de limpiar la iglesia en la fiesta y después de
ésta; de adecentar las andas; de meter en algunas partes del traje elementos
protectores de su hijo, como una medalla en el centro de la cruz cosida a la
espalda, o una estampa de una virgen en la cinturilla del pantalón, etc. Son muchas las mujeres que han sido madres, o “mujeres” de Jarramplas,
pero muy pocas las que han tenido el privilegio de ser ambas cosas. A
continuación recogemos una entrevista que hemos hecho a varias de estas
mujeres, todas ellas esposas de Jarramplas hace ya algún tiempo y, más
recientemente, madres de Jarramplas, en tanto en cuanto han vivido cómo su
marido y su hijo encarnaban a este personaje. A todas ellas muchas gracias por la atención y el trato recibido que ha
sido “excepcional”. MUJERES ENTREVISTADAS Nombre Esposa
de Madre de Nombre
de Jarramplas Años Nombre
de Jarramplas Años Pastora Ramos Miguel Vicente 3 Ramón Vicente 2 Marcos Vicente 1
está dormida,
y si no se levanta,
no come migas.