El Jarramplas, mítico personaje central de la fiesta grande de Piornal, declarada de interés turístico regional, volvió ayer a ser blanco de miles de vecinos y turistas que le infringieron su castigo en forma de lluvia de nabos --hay preparados este año unos 15.000 kilogramos-- en el que fue el primer día de la celebración del 2012.

De esa primera jornada cabe destacar, además de la alta participación de público, que uno de los piornalegos que ayer se vestía de Jarramplas se rompió el peroné en una caída y tuvo que ser intervenido en el hospital de Plasencia.

Ocurrió cuando Juan Manuel Vicente se encontraba recibiendo la tradicional lluvia de nabos en la zona del colegio y el hogar de mayores, a menos de 20 metros de su destino, y al tratar de pasar por el lugar conocido como la resbalaera --un cancho de granito muy liso en mitad de la población--, cayó.

El trató de seguir con su papel de Jarramplas, pero el dolor le impidió que pudiera seguir cargando con los 50 kilos que pesa la armadura y el traje, lo que obligó a llevarlo a hombros por el equipo de apoyo de los mayordomos y los jarramplas hasta el hogar de mayores, donde fue desvestido para trasladarlo posteriormente al consultorio médico.

Aunque en un primer momento el alcalde de Piornal, Ernesto Agudiez, indicaba a Europa Press que se encontraba bien y que el primer diagnóstico era "un esguince" en el tobillo, ya por la tarde confirmaría a esta agencia que Juan Manuel presentaba una rotura de peroné y había sido trasladado al Hospital Virgen del Puerto de Plasencia donde estaba siendo intervenido.

Por lo demás, la fiesta fue todo un éxito, tanto por clima, muy soleado, como por participación. El alcalde indicó a Efe que durante la mañana los festejos fueron seguidos por unas 2.000 personas, cantidad que se doblaría por la tarde y que estimó se multiplicará por cuatro o cinco durante el día grande de la fiesta, que se celebra hoy.

Ayer, como es tradición, la fiesta en honor a San Sebastián comenzó a las 08.30 horas con la petición de ofrendas para el santo. Dos horas después, el Jarramplas hacía su primera salida tocando el tambor por las calles de Piornal y recibiendo una intensa lluvia de nabos; lo que volvería a repetirse a las cuatro de la tarde, en su segunda salida. Llegada la medianoche y una vez cantadas las alborás del santo, se cocinarían unas migas para todos los asistentes.