Jarramplas, Piornal, la otra fiesta del Valle del Jerte

 
 

Marga Cavadas Ruiz. vivirextremadura.es Miércoles, 9 enero 2019
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El Valle del Jerte es conocido mundialmente por la Fiesta del Cerezo en Flor, un espectáculo sin parangón en el que miles de cerezos florecen cada año desde, aproximadamente, mediados de marzo hasta la primera semana de abril. Este espectáculo para los sentidos, que tiene el sello de Fiesta de Interés Turístico Nacional y ha traspasado nuestra frontera siendo conocida en todo el Mundo, tiene una “competidora” en el frío invierno: el Jarramplas.

Cada 19 y 20 de febrero en el pueblo cacereño de Piornal, uno de los once que conforman el Valle del Jerte, se celebra en honor a su patrono San Sebastián la fiesta del Jarramplas, declarada de Interés Turístico Nacional y con una alta proyección internacional, pues no son pocos los medios extranjeros que se hacen eco de esta ancestral fiesta.

Este curioso evento invernal, cuya celebración viene de siglos atrás, es el orgullo de los piornalegos que son los encargados de dar vida al Jarramplas, un personaje mítico cuyo origen tiene distintas teorías.

¿De donde surge Jarramplas?

Hay muchas teorías, leyendas, mitos… que hablan del origen del Jarramplas, algunas lo relacionan con la mitología y el castigo que Hércules le infringió a Caco, otros con los clanes vetones, pobladores prerromanos de la cultura Celta, y alguno de sus ritos para atraer la fertilidad y expulsar al invierno, hay algunas que creen que los primeros conquistadores trajeron esta ceremonia de las que vieron en los indios de las Américas…

De todas ellas hay dos que destacan por encima de todas. Una que habla de un guerrero cristiano y sobre el que hay dos versiones. Aquella en la que se cuenta que el pueblo quiso despreciarlo por haberse pasado a las tropas árabes durante su dominación, y otra en la que este mismo guerrero habría sido un mártir asesinado por los judíos por no renunciar al cristianismo.

La segunda, y a la que más credibilidad le dan los piornalegos, es aquella en la que al Jarramplas se le considera un ladrón de ganado que, tras ser descubierto, fue sometido a burlas y castigo por el propio pueblo. Sea cual fuere, la Fiesta del Jarramplas es una de esas que hay que ver una vez en la vida por su aunar todo el folklore en una sola celebración: creencias, fiesta, gastronomía, vestimenta típica y reconocible, música, rituales…

Actualmente, y después de que la Iglesia Católica comprendiese el profundo arraigo del Jarramplas a la tradición de Piornal, se vinculó, adaptando los ritos y simbología al calendario de festividades, al nombre de San Sebastián, mártir después de ser azotado hasta la muerte por orden del emperador Maximino que le había obligado a elegir entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.

¿Qué es Jarramplas?

Este particular personaje viste chaqueta y pantalón de las que cuelgan cientos de cintas de colores, lleva en la cabeza, cubierta completamente, una máscara con forma cónica en la que dos cuernos y una descomunal nariz le dan un aspecto tétrico.

Son los mayordomos, que se visten el día 19 de enero, los encargados de confeccionar, desde mediados de septiembre, el traje, la máscara y de grabar las cachiporras y los tamboriles del Jarramplas. Llegado el día 20 el o los Jarramplas, ya que puede haber más de uno, salen por las calles de Piornal tocando su tambor para alerta de su presencia al pueblo.

Los piornalegos y los visitantes le lanzan hortalizas y verduras, antiguamente se lanzaban patatas, hoy en día son nabos los que golpean el traje del Jarramplas a modo de castigo. Esta burla y lluvia de verdulería dura hasta que el Jarramplas aguante… ¡y aguanta bastante!

El Jarramplas lleva encima casi 30 kilos de peso ya que el traje, para tranquilidad de los “verdugos”, lleva una especie de armadura de fibra de vidrio por debajo que protege al afortunado piornalego que tiene el honor de estar dentro del mismo soportando el lanzamiento de 30.000 kilos de nabos.

El orgullo de ser Jarramplas

Debajo del traje del Jarramplas se encuentra un piornalego que se enorgullece de tener este honor. Son muchos los habitantes de la localidad del Valle del Jerte los que inscriben a sus hijos para que algún día puedan estar dentro de la armadura de este personaje mítico.

Encarnar al Jarramplas no sólo es salir por las calles del pueblo, es mucho más. Es el orgullo de los habitantes de este pueblo serrano, la preparación durante los meses previos del atuendo, la protección de las fachadas de Piornal, la llegada de los camiones con los nabos que servirán de proyectiles… ¡un sinfín de preparativos hasta la llegada del Día Grande!

¿Cuáles son los actos de Jarramplas?

El día 19 de enero los mayordomos se visten y se realiza una ofrenda matutina a San Sebastián, saliendo el Jarramplas por primera. Llegada la tarde son las piornalegas las que toman el protagonismo preparando al Santo Martir y se celebra el llamado ‘Regocijo’y el Jarramplas realiza su segunda salida con su consiguiente lluvia de nabos.

Ya el día 20, cuando es medianoche, se cantan las ‘alborás’ y se ofrecen a todos los oriundos y los visitantes unas típicas migas. Llegada la mañana, otro ‘Regocijo’ y una nueva salida del Jarramplas. La Misa Mayor, la procesión de San Sebastián, el canto de las tradicionales ‘roscas’ y la última salida del Jarramplas y su tambor dan paso al emocionante fin de fiesta.

Tras ésta última salida del Jarramplas se reza un Rosario y se sube al Santo Martir a su trono, es entonces cuando el Jarramplas entrega su chaqueta y pantalón plagado de cintas de colores al mayordomo entrante que lo custodiará hasta el años siguiente donde el Jarramplas y su Fiesta de Interés Turístico Nacional, volverán a hacerle la competencia a los cerezos en flor.

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