a Ángel Prieto Guillén.
Ángel Prieto Guillén escribió un magnífico artículo, Jarramplas desde la nostalgia, que fue publicado el pasado mes de enero en la revista Veleílo. Ángel Sera, tras leer las nostalgias de Ángel Prieto Guillén, quiso escribirle esta carta abierta.
Ángel Prieto Prieto "Sera"
Querido amigo:
Sólo recuerdo la emoción de las cosas -dice Machado - y se me olvida todo lo demás. La emoción de las cosas mejores, las que más le importan a uno, las que le conmueven más profundamente la he encontrado yo al leer las últimas páginas de VELEILO (Nº 23) que van firmadas por ti, querido Ángel, bajo el título de "Jarramplas desde la nostalgia".
Antes de nada tengo que decirte que no es la primera vez, y deseo fervientemente que no sea la última, que recurro a esta cita machadiana para agradecer a un piornalego las emociones y sentimientos que en mí producen algunas de las cosas que se escriben, se cuentan, se cuelgan en la red..., sobre Piornal y los piornalegos. Bien sabes tú que yo no soy una persona especialmente apegada al terruño. Creo firmemente que uno no es sólo de donde nace, sino también de donde pace, porque el nacer en un sitio o en otro es más cosa del azar que de cualquier otra variable que merezca la pena tomar en consideración.
Pero nosotros, los que hemos tenido la inmensa fortuna de haber nacido en el "camocho" estamos "uncidos" por una especie de señal indeleble cual es la de ser padres, hijos, nietos, tíos, sobrinos, parientes, amigos, vecinos..., de Jarramplas; y eso, mi querido amigo, imprime carácter.
Esta unción, como tú sabes, no es ni mejor ni peor que las que otros pueblos, otras gentes, tienen por sus señas de identidad, sus tradiciones o sus costumbres - que no se trata de ser chovinista-, tampoco tiene más valor desde conceptos puramente antropológicos que la de otros "tótems" u otros "ancestros". Pero la nuestra es la genuina, la diferente, la única de la que podemos presumir solamente nosotros. Los piornalegos.
El pasado día 18 de Enero a media mañana circulaba por la carretera que une Getafe con Leganés, llevaba la radio puesta y en el programa Hoy por Hoy (Iñaki Gabilondo) se pusieron a hablar de Jarramplas. Trataron de explicar lo inexplicable, que si un señor sale a la calle a cumplir una promesa, que si le tiran nabos, que si se protege con una máscara, que si..., con la explicaciones que daban ni yo mismo reconocía a Jarramplas. De pronto se hizo el silencio y como por ensalmo, como por arte de magia, como por..., sonó el tamboril, ronco, rotundo, inconfundible, después algunas alboradas y de repente apareció el embrujo de la noche del 19 llenándolo todo, cargado de emociones, de sentimientos, de recuerdos, de miedos..., de nostalgia. Sí, de nostalgias (de las mismas o parecidas nostalgias a las que tú citas en esa espléndida reflexión que has tenido a bien poner por escrito en VELEILO), porque todos los piornalegos que estamos entraditos en años recordamos otro Jarramplas, que no te digo yo, mi dilecto amigo, que mejor que el de ahora, pero sí, diferente. Es más, necesariamente diferente. ¿Te imaginas un Jarramplas como el nuestro sometido a semejante vendaval de nabos impulsados a medio metro de distancia?.
Cada tiempo tiene su Jarramplas. El nuestro (el de nuestra niñez, quiero decir), el que tú has evocado tan magistralmente no volverá como no volvieron las golondrinas de Bécquer. Corren malos tiempos para la lírica. Hagamos un ejercicio de memoria para ilustrar lo que pretendo decirte.
"Jarramplas sale de la casa de tu abuelo Adrián (Adrián Prieto), calle de la Fragua arriba, la cañera con agua, como cuando entonces, con mucha agua; calle despejada piensa él . En la esquina del bar "La Flor" y en la otra, en la del palacio, escondidos, agazapados, quietos, conteniendo la respiración diez, quince zagalones le esperan.
¡Ya viene! ¡Ya viene! ¡Ya viene!. ¡Ahora!¡Ahora!. Todos a la vez le plantan cara. Pun, pun, pun, primera descarga, primera andanada. Jarramplas se defiende, cachiporras al viento. Todos a correr, unos por la Plaza, otros por el palacio. Los más valientes le esperan de nuevo en la esquina del túnel (pasadizo que enlazaba la calle Travesía de Pizarro con la de la Fragua a la altura de las casas de Miguel "El Borrego" insigne Jarramplas y la de Clemente "El Herrador" de grato recuerdo), los más apocados, como yo, a seguir corriendo por el huerto de detrás de la Fragua (con la lengua fuera) al otro huerto, al de tiá Consuelo (donde el ciruelo), que allí no sube.
¡Ya llega! ¡Ya llega!¡Ya llega!, pun, pun, pun..., ¡que sube! ¡ que sube¡. Amaga, amaga, se da la vuelta y, TRIUNFADOR, se mete en la casa de tu abuelo Gaspar (Gaspar Guillén). Y allí estabas tú"
El actual no necesita explicación, o mejor, yo no sé hacerlo, como mucho puedo decirte que a tiempos distintos, compañero, emociones y sensaciones distintas; quiero suponer que emociones y sensaciones son -aunque distintas-, lo que se siente cuando se zumba, y zumba, y zumba, y zumba (perdón) a Jarramplas a escasos metros de distancia, sin tregua ni cuartel, con enormes nabos y para más INRI morados (este año).
El día veinte por la tarde, cuando termina el festival de nabos o mejor la batalla nabal, casi todos los piornalegos hablamos de lo mismo, de lo bien que se ha portado el oferente de turno, de su aguante en la puerta de la iglesia, de la cantidad de nabos que había, del gentío que ha acudido al pueblo, de la escasa movilidad de Jarramplas debido al peso de la armadura y eso que -comenta alguno - este año estaba muy preparado, llevaba más de un mes corriendo carretera arriba y carretera abajo. Cuando se llega a este punto de la conversación unos y otros hacen votos para que, cual ave fénix, renazca el viejo Jarramplas...
Añoranzas, recuerdos..., nostalgias. Sí, sin embargo, sólo eso, porque aquel Jarramplas no podría volver solo, limpio, inmaculado, impoluto..., caso de hacerlo vendría con todo el "ropaje" de aquellos tiempos. Tiempos de frío en el alma, tiempos de miseria moral (de casi hambre), tiempos de miedo, de mucho miedo. Los tiempos pasados, aunque los idealizaran memorables poetas, nunca fueron mejores. Y aunque es cierto que "somos lo que fuimos".
(Poema inédito, que pronto será canción, de Luis Pastor)
Justamente por eso, no deseo que los viejos tiempos vuelvan, esta vez camuflados de reválidas, pensamiento único, globalización... y otros aditamentos propios de la carcundia y la caverna que nos invade a cara descubierta, con vitola de desarrollismo y progresía. No, no aunque por el camino se queden muchas cosas, entre ellas nuestro Jarramplas. Y cuando sienta la necesidad de evocar de nuevo a los viejos Eneros, en vez de añorar su vuelta, me refugiaré en tus nostalgias para disfrutar sólo del lado bueno de las cosas.
Espero verte pronto, "que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero..."
Sin más, recibe un afectuoso saludo.
Ángel Sera
Volver al principio de esta página
Si quieres escribirme:
victor@piornal.net                     
                             
Página inicial
|