Mario Moreno Iglesias
Ya fuera un ladrón de ganado o un mítico héroe infligidor de luchas y combates, el indígena que a través de sus danzas invocaba a su divinidad predilecta o el mismo Lucifer en persona, "Jarramplas" seguirá llenando de misterio y castigo las calles de Piornal; mientras la niebla, el frío y la nieve le acompañen en sus sufridas andadas, no importará mucho para los piornalegos en ese momento, el por qué de este castigo.
Ahora "Jarramplas" duerme, sus ropas, su máscara y su tamboril yacen colgados en la oscuridad de alguna habitación, pero ¿dónde se encuentra esa austera personalidad que le identifica: sus gestos, sus pasos, sus toques secos de tambor…? Quizá permanezcan dentro de cada piornalego, y espera ser despertada por la llamada del frío de enero, haciéndose notar en cada uno de ellos.
De lo que estoy seguro, es de que mientras el pueblo de Piornal permanezca sereno, "Jarramplas" seguirá saliendo a la calle, y tal y como este pueblo se identifica, no existirá bostezo que le haga dormir para siempre.
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